La vida de todos nosotros se halla limitada a nuestras apreciaciones.

Nuestro mundo particular es definido por nuestras experiencias y nuestros conocimientos.

Cuando vivíamos en las Islas Canarias, España, me encontré con personas que nunca habían tenido la oportunidad de salir de su isla y viajar a otro lugar.

En cierta ocasión, me encontré con una señora ya de edad avanzada que nunca había salido de su isla, la Gomera, de apenas unos 20 Km. x 50 km.

Como UD puede imaginarse, su filosofía de vida y su conocimiento se veía fuertemente afectado por ese aislamiento. Ese aislamiento de esa mujer, condicionaba su visión del mundo, de la vida, del futuro.

Así somos todos. Y todos pensamos tener la razón.

Es así como surgen individuos que dicen en su corazón y por sus labios,

o Que Dios no existe.
o Que la creación ha sido evolutiva.
o Que el “big bang” fue lo que produjo la vida y todo lo que existe.

¿No será que estamos todos condicionados a nuestra experiencia y que, a menos que salgamos de nuestra isla, no llegamos a entender totalmente la grandeza del universo y de la existencia de Dios?

Como un ejemplo, quiero citar el descubrimiento de la sra. Burbidge, directora del famoso observatorio ingles de greenwich.

En el año 1973, logro determinar la distancia entre una nueva estrella, denominada “QSO-OQ-172” y que se mueve a una velocidad algo inferior a la de la luz.

Esa distancia terminó siendo de 15.600 millones de años luz, ósea 147.600 billones de kilómetros.

O sea, millón de billones de veces la distancia que existe entre la tierra y el sol.

“En el principio creó dios los cielos y la tierra” son las primeras palabras de la Biblia y la ciencia, cada vez más, ratifica el hecho que tuvo que haber una intervención divina en la creación del universo y de la vida de este planeta.

No se quede rezagado en la PRE-historia.

Venga, sea parte del equipo del Señor de señores, creador de todo lo existido.

Ap. Italo Frigoli.